jueves, 17 de noviembre de 2016

MÓDULO 2. ACTIVIDAD 1. CASO Nº 4 SITUACIÓN DE RIESGO.

MÓDULO 2. ACTIVIDAD 1. CASO Nº 4: SITUACIÓN DE RIESGO


DESCRIPCION:
- Se nos presenta un grupo de 31 alumnos formado por 14 chicas (45%) y 17 chicos (55%), con una edad media de 15 años.

La mayoría de los alumnos se sienten bien ubicados en clase, exponen que poseen bastantes amigos y reflejan que existen algunos conflictos entre compañeros visibles en el día a día escolar. Así mismo, plantean que no hay del todo tranquilidad y orden en la clase, lo cual hace bastante difícil estudiar.

En el grupo existen cinco alumnos que han sido bien valorados por sus compañeros, pues destacan sobremanera por su amabilidad, respeto y espíritu colaborador. Estos son los alumnos número 30 (con 13 votos), 25 (12 votos), 20 (9 votos), 4 (8 votos) y 11 (7 votos).

Sin embargo, gracias a la aplicación, el código de silencio que podría impedir que conociéramos casos de acoso, queda roto por 3 alumnos que han sido testigos de algún tipo de problemas con respeto al “alumno 3”, que se nos presenta como alumno con riesgo de acoso. 

IDENTIFICACIÓN:

Es importante a la hora de tratar el caso, conocer de primera mano lo que los alumnos testigos nos pueden aportar del problema existente en el aula. Es por ello, que el informe nos aporta que aunque estos tres alumnos manifiestan que no han sido testigos de maltrato físico, sí han presenciado algún tipo de insulto o intimidación (no muy generalizado), así como han percibido que algún alumno o el grupo en bloque ha aislado alguna vez al “alumno 3”, le rechazado o ha hablado mal del mismo. Incluso aunque no es algo habitual, existen veces en la que este alumno ha sido molestado a través de internet o el móvil, sin que esto sea una norma o conducta habitual.

Estos tres alumnos opinan que el “alumno 3” sólo posee un amigo en clase (“el alumno 22”). Además, creen que no está llevando bien la situación de verse desplazado, lo cual se complica al no poseer habilidades que le permitan defenderse de forma correcta. Incluso esto le puede llegar a afectar a su carácter, pues discute de forma habitual. No obstante, trata de llamar poco la atención y pasar desapercibido; lo cual se ve entorpecido por dos factores: 1) es un alumno percibido como diferente por el resto (sería necesario analizar aquí sus gustos, vestuario, hobbies, inquietudes…) y 2) no se le ve como una persona tranquila,  sino algo nervioso o de carácter inquieto.

Sería positivo, que la aplicación nos aportara en este ejemplo la identidad de los tres testigos, con el fin de conocer algo más de los mismos, como por ejemplo su ubicación en la clase, su nivel de relaciones con el grupo y la relación que presentan respecto al alumno con riesgo de bullying. Podemos suponer que los alumnos serían su único apoyo o amigo (el “alumno 22”), así como los otros dos compañeros conectados con este (“alumno 18” y “alumno 16”). Pero no es algo que sepamos con seguridad.

En conclusión, tenemos un alumno aislado con sólo un amigo en el aula, que se ve aislado y posiblemente rechazado por el grupo. Aunque el caso no se ve vinculado a agresiones físicas, ni ciberbullying (aunque parece existir un inicio de este último); si es visible un aislamiento, que puede derivar en una situación más compleja debido a la falta de apoyo del alumno, a su carácter y a la percepción que el resto de sus compañeros tienen de él. 

INTERVENCIÓN


- Ya que se nos presenta un heteroinforme en el que el resto de la clase ha opinado sobre la situación (siendo 3 los alumnos que perciben el problema), sería bueno realizar al “alumno 3” un autoinforme en una reunión personal. Con ello, proponemos conocer de primera mano su interpretación de los posibles problemas que está sufriendo, su nivel de autoestima, su lectura personal y su forma de afrontar una situación compleja. Es necesario, que nosotros valoremos si es o no tranquilo, tímido o “diferente” al resto de sus compañeros. Así mismo, sería una oportunidad ideal para conocer algo más del alumno (gustos, inquietudes…), pues nos permitirá valorar más porqué el grupo lo etiqueta como “diferente”.

- Es llamativo, que el “alumno 22”, es visto por algunos de sus compañeros como un alumno amable, respetuoso y colaborador, pues pese a no estar entre los 5 alumnos destacados por el informe, si ocupa el 6 lugar a juzgar por la lectura de la tercera página del sociograma (marco verde). Sería correcto por ello reunirnos con él e investigar sobre su relación con el “alumno 3”, su visión del posible conflicto entre dicho individuo y el grupo-clase, así como escuchar posibles soluciones que pueda plantear (alumnos con los mismos gustos, compañeros que vivan cerca de él, alumnos que fueran amigos suyos en cursos anteriores…). Así mismo, también valoraremos si la amistad entre el “alumno 3” y el “alumno 22” se basa en sus gustos personales, en su forma de ser, en una amistad de años anteriores… 

- Estaría bien recabar información de la familia y situación particular del “alumno 3”, con el objetivo de ver si los padres han detectado algún tipo de problemas, o existe alguna situación compleja que pueda tener derivaciones en el comportamiento, ánimo o carácter del alumno.

- Una vez tengamos esta información, debemos analizar si existe un acosador concreto (es decir, un promotor de la situación de rechazo), varios, o es el grupo al completo quien: 1) aísla al alumno, 2) muestra rechazo hacia el mismo o 3) simplemente, le agrada esta situación de marginalización de uno de sus iguales, favoreciendo así la complejidad y agravamiento del problema. 

En este último caso es necesario romper esa cohesión e integrar al alumno a través de actividades de refuerzo grupal y cohesión. Sin embargo, si es un alumno concreto, cabría la posibilidad de reunirnos con él, no con la intención de volcar nuestra charla sobre el problema de acoso hacia el “alumno 3”, sino con la intención de conocer su visión sobre la convivencia del grupo-clase, su posición en él mismo y su percepción sobre casos de aislamiento, aprovechando aquí el momento para sacar el caso a relucir.

- Una vez que tengamos toda esta información, habría que analizarla, redactarla y reunirnos con el orientador (buscando así un consejo experto) y, si fuera preciso, convocar al grupo de profesores que imparten clase en nuestra tutoría para transmitir el problema y las actuaciones propuestas, haciendo así que estas lleguen desde diferentes materias, lo cual hará nuestra acción más efectiva.

- Las posibles acciones a llevar a cabo en un caso como este serían: 1) promoción de actividades en grupo en el cual se tenga en cuenta la relación entre el “alumno 3” y su amigo, el “alumno 22”, pues este debe servir de enlace para la sociabilización del mismo (ayuda entre iguales), 2) modificar si fuera necesario el posicionamiento del “alumno 3” lejos del individuo o individuos que fomentan su situación de aislamiento y/o rechazo, 3) realización de actividades de cohesión intergrupal en tutoría y 4) recopilar datos sobre los gustos del “alumno 3” y tratar de crear una actividad conectada a los mismos, en el cual este se convierta en un alumno clave en la consecución o buena realización de la misma (primamos así su posicionamiento y valor). Así mismo, también sería correcto pedir la colaboración de los profesores que realizan guardia de patios, para ver si el “alumno 3” se relaciona con compañeros de otras clases y/o cursos, para avanzar así en el conocimiento del caso y las propuestas a realizar.

SEGUIMIENTO DE INTERVECIÓN:

Debe quedar claro, que cualquier tipo de intervención que propongamos no va a tener resultados inmediatos o acorto plazo. Es por ello, que es necesario primeramente implantar poco a poco las medidas y acciones propuestas. De hecho, no estamos ante un caso que presente un peligro urgente o directo, sino que es más correcto tomar medidas coordinadas y bien asentadas, pues serán estas las que nos ayuden a resolver el conflicto de forma completa.

Para realizar el seguimiento, propongo 4 acciones: 

- Elaborar un cuestionario global para todo el alumnado a realizar durante una hora tutoría (aproximadamente dos semanas después de la implantación de las primeras medidas), en el que se recoja de forma anónima información relativa a la convivencia en clase, a posibles problemas y a casos concretos (conflictos, aislamiento, rechazo…). Debemos reforzar la idea de su anonimato y diseñar el documento de forma que los alumnos no tengan que escribir en exceso, pues esto puede levantar suspicacias (es sencillo reconocer la letra de alguno de nuestros alumnos). Con esta medida, podremos evaluar el ambiente general. Así mismo, debería de ser una herramienta que empleáramos mínimo una vez al trimestre.

- Realizar una entrevista personal con el “alumno 3”  a las dos o tres semanas del inicio de la intervención. En ella llevaríamos la información recogida en nuestra primera reunión y valoraríamos si la situación ha ido a mejor o a peor. Si vemos que no ha mejorado, sería recomendable llamar a sus padres y recabar información acerca de lo que el alumno ha podido o no obviar.

- Charlar de forma informal, o reuniendo a toda la junta de evaluación de nuestra tutoría, con el fin de valorar si algún docente ha percibido algún tipo de aislamiento, rechazo o intimidación hacia el alumno.

- Y si fuera necesario, también cabría reunirse posteriormente con el “alumno 22” y evaluar si ha habido algún tipo de avance en la integración, así como si ha percibido algún nuevo intento de rechazo o aislamiento.

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